

Qué os voy a contar yo que no sepáis ya del jamón serrano, uno de los alimentos santo y seña de la gastronomía española. Desde este blog de salud queremos darnos un homenaje con uno de los platos más sabrosos que podemos encontrarnos, por lo que ponemos en liza los beneficios del jamón serrano.
El mayor beneficio que aporta el jamón serrano es el placer de comerlo. Una loncha finita y bien curada, de un buen jamón ibérico de pata negra, creo que hay pocos paladares a los que se les escape este delicioso sabor.
El jamón serrano es un alimento sano y equilibrado, y aunque te cueste creerlo, hay médicos que aseguran que el jamón york engorda más que el jamón serrano (para ello dicen que 100 gramos de york aportan 213 calorías, frente a las 136 del serrano). Además, el jamón curado tiene menos calorías que la carne en general.
Entre otros beneficios para el organismo, el jamón serrano aporta vitaminas, como el zinc, el fósforo, hierro o la B6. Por ello, es un alimento bueno para ayudar al crecimiento de los niños. Esto lo convierte en un producto saludable. Además, el jamón serrano también contiene proteínas o ácidos grasos insaturados, que tan buenos son para el corazón.
Un buen jamón serrano debe tener puntos blancos en su superficie, ya que esto es un buen síntoma de la salud del cerdo. Estas pintas pueden corresponderse a que ha sido alimentado a base de bellotas, uno de lo senblantes de calidad del jamón ibérico.
Por otro lado, hay que tener cuidado con la sal que se utiliza para curar el jamón, ya que como bien sabes, la sal puede afectar a la hipertensión o a la obesidad, entre otras cosas. Por supuesto, de este proceso de curación dependerá lo saludable y sabroso del jamón serrano, por lo que podemos decir que el truco está, precisamente, en este proceso de curación, para saber darle el aporte nutritivo óptimo, ligereza, eliminar grasas, etc.
Los puntos blancos no son consecuencia del alimento del cerdo. Esto nos indica una curación lenta y con bajo contenido en sal del animal.