
Sin embargo, en algunas situaciones y personas, la ansiedad sobrepasa un límite normal y se convierte en un verdadero problema. La persona que la padece se da cuenta que ya es no un episodio temporal, sino que se convierte en un estado general de preocupación, de sufrimiento, de que ya no controla su vida. En estos casos estamos hablando de una respuesta patológica que acarrea una serie de experiencias que pueden llegar a ser muy desagradables.
Cuando la ansiedad se hace generalizada puede llegar a condicionar bastante la vida de las personas, que caen en la desesperación al no saber qué les pasa. Además, según la ansiedad se apodera de esta persona, aparecen una enorme lista de síntomas, que pueden variar en su intensidad y número según el grado de ansiedad que se padezca: taquicardias, miedo constante a que le suceda algo o a morir, temblores en las extremidades, punzadas y calambres por todo el cuerpo, malestar general, transpiración, dolores y rigidez muscular, insomnio, sensación de pérdida de control, dificultad para concentrarse, trastornos digestivos de muy diverso tipo...

Todos estos síntomas agravan aún más la ansiedad, de ahí que sea fundamental ponerse en manos de un médico especialista, que nos explicará lo que nos está pasando y establecerá un tratamiento que nos hará sentirnos mucho mejor.
Estos síntomas aparecen durante todo el día y se prolongan en el tiempo; es lo que llamamos ansiedad generalizada. En cambio, en otras personas el nivel de ansiedad se muestra en niveles normales pero se intensifica en momentos puntuales, con la con la aparición de toda la serie de síntomas que hemos señalado anteriormente. Es lo que se conoce como Trastorno de pánico.
El tratamiento de la ansiedad se asienta en dos pilares: ansiolíticos y tratamiento psicoterapeútico. Por lo general, es un problema que responde muy bien al tratamiento, sobre todo si es precoz y se combina el tratamiento psicoterapéutico con el farmacológico.

Además, es importante que la persona que sufra de ansiedad siga una serie de consejos que le van a ser de gran ayuda para combatirla:
- Realizar ejercicio físico nos ayudará a controlar la ansiedad, descargar tensiones y estirar los músculos. Además, te ayudará a descansar mejor por la noche.
- El descanso es fundamental, de ahí que sea importante dormir 7-8 horas cada día y respetar los horarios. Del mismo modo, evita los estimulantes, ya que puedan alterar tu sueño.
- Llevar una dieta variada y equilibrada, con abundantes alimentos frescos y fibra, y reduciendo el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares.
- Habla con otras personas, no te metas en tu mundo. Tu pareja, la familia y los amigos te ayudarán a sentirte mejor.
- Aprende a relajarte. Cuando se sufre ansiedad, los músculos se tensionan, lo que provoca contracturas que agravan la situación.
- Es importante aprender técnicas de respiración diafragmática. De este modo, estarás ayudando a ventilar los pulmones y a oxigenar la sangre, por lo que muchos de tus calambres, punzadas y dolores musculares desaparecerán.
Contenidos relacionados
Todos hemos sentido algún grado de ansiedad en algún momento de nuestra vida. Sin embargo, tal vez por el estilo de vida actual, se ha ha convertido en las últimas décadas en el trastorno mental más habitual. Por lo general, suele estar asociada a episodios temporales y relacionada con la alegría, la tristeza, los miedos y otros sentimientos. Cuando la persona observa que este estado de ansiedad ya no se va sino que se convierte general es cuando hay que empezar a suponer que se puede sufrir algún trastorno de ansiedad. La persona que sufre algún trastorno de ansiedad tiene un miedo continuo a que le pase algo y una sensación de que ya no controla su vida, lo cual le lleva a tener un grado de desesperación importante. Además, según se va apoderando de la persona empieza a experimentarse una lista de síntomas casi interminables: taquicardias, sensación de ahogo, temblores en las extremidades, sensación de pérdida de control o del conocimiento, transpiración, rigidez muscular, debilidad muscular, insomnio, trastornos digestivos…que pueden empeorar aún más el estado de salud de la persona. A pesar de su complejidad, hay que tener en cuenta ...
Las crisis de ansiedad son respuestas emocionales que nuestro cuerpo da cuando estamos viviendo una situación conflictiva. A pesar de que la ansiedad sea un término que se relacione con lo negativo, se trata de una emoción natural necesaria como la alegría, el miedo o la tristeza. La ansiedad nos avisa de cuándo estamos ante situaciones de amenaza. Es una emoción que tenemos cuando nos enfrentamos a situaciones que nos producen pavor o agobio. Todos en algún momento de nuestra vida posiblemente la hemos experimentado. La ansiedad se puede producir cuando hay cambios importantes en nuestras vidas. Algunos temas que nos preocupen como la salud, el trabajo o los problemas personales son caldo de cultivo para provocar un estado de ansiedad. El problema es cuando las tensiones se vuelven crónicas de forma que la ansiedad sea incontrolable. Esto sucede cuando hay problemas de relajación, dificultades para conciliar el sueño o falta de concentración. En ese caso, conviene acudir a tu médico de cabecera para comenzar con un tratamiento. Es una patología que produce algunos malestares como temblores, tics nerviosos, tensión muscular, dolores...
muy interesante