
La operación se realiza en un hospital, bien con anestesia general o local, pero en ninguno de los dos casos, se podrá sentir dolor. Su duración ronda los 30 minutos y se podrá realizar nada más tener un bebé o durante una cesárea.
Durante el procedimiento, el cirujano hará una pequeña incisión quirúrgica en el abdomen, alrededor del ombligo y se bombeará gas dentro del mismo para expandirlo y poder ver adecuadamente el útero y las trompas de Falopio.
Con la ayuda de un laparoscopio, con una cámara diminuta en un extremo, se introduce en el abdomen, ayudado de instrumentos para bloquear las trompas, las cuales se cauterizan con un pequeño anillo.
El procedimiento de la ligadura de trompas es recomendable para mujeres adultas que sepan con seguridad que no desean quedar embarazadas; algunas se arrepienten posteriormente.
Se calcula que del 50-80% de las mujeres, se someten a una recanalización de trompas, para volver a quedar embarazada, aunque cuando el procedimiento es histeroscópico de oclusión de las trompas, es muy difícil de revertir.
La ligadura de trompas se considera una forma de planificación familiar permanente y, en ningún caso, se recomienda como método a corto plazo o reversible.

Como cualquier otra cirugía, puede presentar problemas de infección, sangrado o daño a otros órganos, pudiendo existir reacciones alérgicas a los medicamentos, problemas cardíacos y respiratorios. Puede ser que la ligadura de trompas, conlleve riesgos de embarazos por el cierre incompleto de trompas, aumento del riesgo de embarazo ectópico y lesiones a órganos periféricos.
La cirugía puede ocasionar dolor y sensibilidad, por lo que se aconseja la toma de analgésicos, así como evitar el levantar pesos, al menos durante la cuatro semanas posteriores a la cirugía.
Fuente Imágenes ThinkStock.
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