El autismo es un trastorno infantil que afecta a la capacidad cognitiva y comunicativa. Los niños con autismo tienen mayor o menor capacidad, pero su problema se encuentra en la relación con los demás. Afecta más a niños que a niñas y sus causas son aún desconocidas. Aunque el diagnóstico del autismo debe hacerlo un médico, hay síntomas que los padres pueden observar y que les ayudará a identificar si su hijo padece este trastorno. Los niños autistas suelen tener la mirada perdida, en el vacío. Es frecuente que tengan balbuceos repetitivos y que no tengan gran expresividad y capacidad gestual. A medida que crece, suele realizar movimientos repetitivos y rítmicos, o extraños rituales a la hora de hacer algo habitual. Su relación con los demás es escasa. No muestra interés por conocer a nadie y le cuesta identificar el "yo" y entablar relación con otras personas. Su capacidad para imitar, imaginar o crear es muy limitada o nula. No presta atención y no tiene interés en relacionarse ni en saber qué sienten los demás. En momentos de tristeza si buscará el consuelo. Cuando se hacen más mayores, algunos sufren ataques epilépticos, por lo que hay que tener cuidado. En cuanto sospeches que tu hijo puede ser autista, consulta con tu pediatra y él sabrá recomendarte. El tratamiento más adecuado es llevarlo a un centro de educación especial o recibir la ayuda de forma individual. La ayuda de la familia es fundamental para ellos. Desgraciadamente no tiene curación, por ello es importante contactar con asociaciones como APNA, que ayudan y aconsejan a los padres. El autismo es un trastorno infantil que afecta a la capacidad cognitiva y comunicativa. Los niños con autismo tienen mayor o menor capacidad, pero su problema se encuentra en la relación con los demás. Afecta más a niños que a niñas y sus causas son aún desconocidas. Aunque el diagnóstico del autismo debe hacerlo un médico, hay síntomas que los padres pueden observar y que les ayudará a identificar si su hijo padece este trastorno. Los niños autistas suelen tener la mirada perdida, en el vacío. Es frecuente que tengan balbuceos repetitivos y que no tengan gran expresividad y capacidad gestual. A medida que crece, suele realizar movimientos repetitivos y rítmicos, o extraños rituales a la hora de hacer algo habitual. Su relación con los demás es escasa. No muestra interés por conocer a nadie y le cuesta identificar el "yo" y entablar relación con otras personas. Su capacidad para imitar, imaginar o crear es muy limitada o nula. No presta atención y no tiene interés en relacionarse ni en saber qué sienten los demás. En momentos de tristeza si buscará el consuelo. Cuando se hacen más mayores, algunos sufren ataques epilépticos, por lo que hay que tener cuidado. En cuanto sospeches que tu hijo puede ser autista, consulta con tu pediatra y él sabrá recomendarte. El tratamiento más adecuado es llevarlo a un centro de educación especial o recibir la ayuda de forma individual. La ayuda de la familia es fundamental para ellos. Desgraciadamente no tiene curación, por ello es importante contactar con asociaciones como APNA, que ayudan y aconsejan a los padres.
