
Sin embargo, otras alteraciones pueden llegar a ser muy graves, originando a su vez graves consecuencias cono infartos de miocardio, gangrena, infartos cerebrales, etc... De hecho, la afección circulatoria más grave que afecta a las arterias es la aterosclerosis, que es un proceso degenerativo que provoca la obstrucción en las arterias, sin cura y que puede tener consecuencias muy graves para el organismo.
Por eso, es muy importante prestar la debida atención a la circulación sanguínea y llevar una vida sana para prevenir la aparición de enfermedades derivadas de una mala circulación sanguínea.

Siempre que nos referimos a la salud, la mejor medicina es una buena prevención. Por este motivo, nos puede resultar de gran ayuda conocer una serie de consejos que nos van a ayudar a mejorar la circulación:
- La práctica de ejercicio diario. Es nuestro mejor aliado para mantener una buena circulación de la sangre. Caminar una hora al día nos va a ayudar a mejorar el flujo circulatorio en venas y arterias gracias a las contracciones musculares que se producen al andar.
- Descanso. Es importante descansar el tiempo necesario para mejorar la circulación sanguínea. Las medias de comprensión y la elevación de las piernas resultan también de gran ayuda.
- Alimentación. Otro de los aspectos más importantes para mejorar la circulación es realizar una dieta rica y equilibrada.
En este sentido, es importante evitar las grasas saturadas, ya que son muy dañinas para las paredes de las arterias. Por el contrario, el consumo de legumbres, hortalizas, frutas y alimentos ricos en fibra es muy recomendable.
El consumo de grasas poliinsaturadas, presentes en los aceites vegetales y el pescado azul, ayudan a evitar trastornos circulatorios. También es importante consumir suficiente líquido cada día y evitar lo máximo posible el consumo de sal.
- Eliminar el tabaco y limitar lo máximo posible el consumo del café, el té y el alcohol, porque favorecen la aparición de enfermedades relacionadas con una mala circulación sanguíena.
- Tratar problemas como la hipertensión, la obesidad y la diabetes, que son problemas de riesgo en los problemas circulatorios.
Teniendo en cuenta que los problemas circulatorios son afecciones degenerativas, es muy importante realizar una labor de prevención para prevenir la aparición de estos problemas que, en muchos casos, tienen consecuencias nefastas sobre la salud.
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