Hoy nos vamos a centrar en la alimentación de las personas que trabajan, ya que una mala alimentación influye negativamente en nuestro rendimiento laboral, además de provocar que el trabajador se encuentre con menos energía y sea más susceptible de caer enfermo. De hecho, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una buena nutrición eleva la productividad en el trabajo en hasta un 20%.
Cuando llevamos una mala dieta, el aporte de calorías es escaso o, por el contrario, superior a lo que requiere nuestro organismo. Esta mala alimentación puede provocar sobrepeso, falta de concentración, estrés y cansancio, entre otros problemas.
De ahí que sea importante tener en cuenta una serie de consejos que nos ayudarán a gozar de un mejor estado de salud y contar con más energía para afrontar la jornada laboral:
- El desayuno es fundamental. Muchas personas se saltan está comida, lo que provoca que a mediodía tengan un hambre desmedido y un gran necesidad de azúcar; situación que se intenta solucionar con alimentos muchas veces poco saludables como es el caso de la bollería industrial o los refrescos. Estos alimentos tienen el problema de que nos dan una sensación de saciedad, pero casi no nos aportan energía.. Además, si te saltas el desayuno, el cuerpo te pedirá más comida luego, por lo que seguramente te des un atracón.
Debemos realizar un desayuno completo que incluya, al menos, una pieza de fruta, un yoghurt u otro lácteo y algún alimento que sea rico en fibra, como pueden ser determinados cereales o galletas digestivas. Además, el desayuno no tiene por qué ser aburrido, ya que hay un gran número de opciones sanas : pechuga de pavo, un huevo cocido, sándwich de atún, zumos de frutas... También se puede optar por tomar té verde, que además de un gran antioxidante, eleva los niveles de dopamina en el cerebro, por lo que nos ayudará a estar más activos en el trabajo.
- Una taza de café nos ayuda a sentirnos activos por la mañana. Sin embargo, no se debe abusar ya que puede provocar ansiedad, dolor de cabeza e hiperactividad. Si ya se ha tomado café en el desayuno, a media mañana se puede sustituir por una porción de frutos secos, que son muy beneficiosas para nuestra salud y nos aportan mucha energía, además de que tienen un efecto saciante.
- Es habitual que al estar mucho tiempo sentados, se tenga la tentación de picotear entre horas, ya sea por aburrimiento, costumbre o por matar el gusanillo. Una forma de evitarlo es tomar un vaso de agua natural. El cuerpo se acostumbra a lo que le demos, por lo que si nos acostumbramos a beber agua cuando queramos picar algo, pronto no tendremos esa ansiedad por comer a deshoras.
- Es muy importante establecernos un horario fijo para las comidas y tomarnos nuestro tiempo para comer con tranquilidad, dejando de lado del trabajo. De este modo, ayudaremos a tener una buena digestión, desconectaremos del trabajo, disfrutaremos más de la comida y evitaremos la habitual somnolencia.
Es necesario que la comida principal sea lo más sana posible. Para ello, es importante que incluya verduras, carnes y pescados a la plancha, alguna pieza de fruta, pasta, legumbres... Sustituye los refrescos por el agua y evita comidas grasas y fritos.
- Si vives lejos del trabajo y, por tanto, el desplazamiento de vuelta a tu hogar te lleva bastante tiempo, seguramente se nos despierte el hambre por el camino. Podemos optar por hacernos un pequeño bocadillo saludable (de atún, por ejemplo) o, mejor aún, cenar nada más llegar a casa. De este modo, también estaremos cenando al menos dos horas antes de dormir, algo muy importante ya que no es recomendable acostarse de inmediato, puesto que las calorías se convierten en grasa que no quemamos.
- Por último, lo más recomendable es realizar siempre cinco comidas, de las cuales las más importantes serán el desayuno, la comida y la cena. Al realizar comidas más frecuentes y en cantidades pequeñas, se ayuda a que el cuerpo mantenga los niveles de energía óptimos durante todo el día, evitando las bajadas de glucosa durante la jornada.
Realizando 4 o 5 comidas, evitaremos el cansancio, la sensación de fatiga y los dolores de cabeza, además de ayudarnos a regular la sensación de apetito para que lleguemos con menos hambre a las comidas y evitar los temidos "atracones".
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