La detección precoz en la enfermedad de Alzheimer

23 abril 2012 | Por AMarcos

Ver 0 Comentarios

La enfermedad de Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa que se da con más frecuencia y la primera causa de demencia. Prácticamente, unos 35 millones de personas en el mundo la padecen y se estima que su incidencia se incrementará de una manera exponencial en los próximos años, sobre todo en los países más avanzados, por el progresivo envejecimiento de su población. A medida que las células nerviosas (neuronas) van muriendo y distintas zonas del cerebro se atrofian, se presentan los síntomas típicos de la enfermedad, siendo los más característicos la pérdida progresiva de las habilidades cognitivas, en especial la pérdida de memoria para los hechos más recientes. Asimismo, se producen alteraciones conductuales como pueden ser la irritabilidad, la apatía, la depresión o los delirios, entre otras. Todos estos síntomas originan una pérdida de las habilidades de las actividades de la vida diaria, como puede ser hacer gestiones, realizar compras o hacer recados. Estos síntomas tienen un gran impacto en la vida del paciente, en el ámbito familiar y también en el aspecto socioeconómico del paciente. La enfermedad de Alzheimer se clasifica en formas esporádicas o no familiares, que son las más habituales, y en formas familiares, que están provocadas por mutaciones de ciertos genes y que suponen tan sólo el 1% del total de los casos que se presentan.

La enfermedad de Alzheimer esporádica tiene un origen multifactorial y se asocia con determinados factores de riesgo, en especial la edad avanzada, pero también la diabetes, la hipertensión, la obesidad, el sedentarismo, un bajo nivel educativo o el tabaco. Hay que tener en cuenta que la pérdida de memoria es bastante común a partir de los 65 años, pero también puede ser el origen de algún tipo de demencia como es el Alzheimer. De ahí que sea muy importante la detección precoz de la enfermedad, ya que de este modo se puede instaurar un tratamiento para aliviar los síntomas clínicos que presente el enfermo de Alzheimer lo antes posible y, al mismo tiempo, controlar de una manera más eficaz los síntomas cognitivos, conductuales y mejorar la autonomía del paciente. Es recomendable que se realice un test de la memoria a cualquier persona mayor de 60 años que haya notado una pérdida significativa de la memoria, razonamiento o agilidad mental. Si notamos que algún familiar o amigo olvida citas, sufre de un empeoramiento de la memoria o que dejan de hacer cosas que habitualmente siempre han realizado, es importante indicarle la necesidad de acudir al médico para valorar esos síntomas y establecer un diagnóstico. Aunque la enfermedad de Alzheimer es incurable, terminal y los medicamentos no pueden detener su avance, la detección precoz puede ayudar a mejorar de una forma bastante notoria la calidad de vida del paciente.  

Contenidos relacionados

No se ha encontrado ninguno

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *