
Principalmente este síndrome ocurre por el desajuste horario, cambio en las comidas y en el ritmo diario y por el cambio brusco a un entorno de trabajo, que hace que se cambie el ritmo de las últimas semanas que has estado de vacaciones, sumado a la manera que tiene cada persona de vivir la vuelta al trabajo.
Por lo general, existe dificultad para concentrarse y una somnolencia generalizada, incluso puede haber cambio de carácter con tendencia a la agresividad y con cierto aire depresivo, hechos que hacen que haya dificultad para enfrentarse al trabajo y realizar las tareas diarias. La aglomeración del trabajo, al no poder desempeñar las funciones diarias, la falta de comunicación con los compañeros y la familia y un carácter agrio tienen sus consecuencias, pudiendo dar lugar a una crisis que afecta a sus relaciones.
Hay que decir que lo normal es que en unas semanas se vuelva a adaptar al ritmo de trabajo, pero la mayoría de las veces este síndrome, puede ser debido a una falta de descanso durante las vacaciones y a un descontento en el trabajo, que ya existía antes de las vacaciones, por lo que será necesario una actitud positiva en el trabajo y tratar de ver las cosas de otra forma.
Para evitar esto, será necesario volver unos días antes de que acaben las vacaciones, para ir adaptándose progresivamente a la rutina de la vida diaria y si es posible dividir las vacaciones, para poder disfrutar de ellas en períodos diferentes; es otra manera de tener otro aliciente a la hora de volver al trabajo.
Fuente Imagen ThinkStock.
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