Cuando percibimos que tenemos fallos serios en nuestra memoria debemos de analizar si estamos ante la amnesia.
Los síntomas de la amnesia son claros y es cuando hay una pérdida de acceso al recuerdo, ya sea respecto a datos concretos, fechas, nombres, acontecimientos importantes e, incluso, la pérdida de la información personal acerca de nuestro pasado, pérdida de objetos o de dónde se guardan las cosas. El trastorno puede tener diversos grados y, en función, de su envergadura se puede perder la información de manera total o parcialmente.
Otros síntomas de la amnesia frecuentes son el olvido de recados y encargos, de tomar los medicamentos , episodios de mente en blanco, búsqueda de cosas que se tienen delante y es como si no las viera, guardar cosas sin darse cuenta o reiteractividad (repetición frecuente de una misma tarea que ya ha realizado).
Cuando se trata de una pérdida de memoria grave en la que apenas se recuerden las cosas, puede ser sinónimo de una dificultad para tener buenas relaciones con los demás . Conlleva un comportamiento antisocial, ya que la persona, al no recordar, está incapacitada para llevar a cabo sus relaciones interpersonales.
A pesar de que el paciente no es capaz de recordar acciones pasadas, sí que tiene una memoria procesual. Esto quiere decir que no se le olvida realizar ciertas tareas habituales del día a día como andar o abrocharse los botones de la camisa.
Es muy frecuente que se padezca amnesia en momentos previos a ciertos sucesos como un accidente de tráfico. El golpe en la cabeza imposibilita que el cerebro pueda retener esta información, ya que no ha tenido el tiempo suficiente para registrar una huella de memoria.
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