

Hay mujeres que no quieren dar de mamar a sus bebés, y otras que se le dan el pecho durante más tiempo del recomendado. Pues bien, ni una cosa ni la otra, hay que buscar un punto intermedio después del embarazo.
Centrándonos en las ventajas de la lactancia materna, podemos encontrar varias razones de peso.
En primer lugar, gracias a la lactancia el bebé puede absorver, de manera mucho más fácil, las proteínas de la leche que tiene la madre en sus pechos. Es la mejor manera de alimentar al recién nacido.
También hay que tener en cuenta que la leche materna tiene una gran cantidad de lactosa, mucho más que en el resto de leches. Esta lactosa se transforma en ácido láctico en el intestino, que gracias a él, se evita la aparición de bacterias y se favorece la absorción del calcio por el organismo.
Otra ventaja de la lactancia es que la leche materna está siempre a la temperatura ideal, ni fría ni caliente, así como las correctas condiciones alimenticias para el bebé; del mismo modo, podemos entender la leche materna como una leche más sana que la leche de vaca o que otras leches, ya que no se manipula, favoreciendo la higiene.
Otro factor que hay que tener en cuenta es que la leche materna favorece la formación de la boca, el desarrollo anatómico de esta parte del cuerpo del bebé.
Aunque pueda parecerte una tontería, la lactancia favorece la relación madre-bebé, ya que se crea un vínculo que el propio bebé nota.