

Existe una gran controversia respecto a los alimentos enlatados, la cual recogen los medios de comunicación desde hace años. Por este motivo probablemente hayamos encontrado opiniones de todo tipo al respecto, desde que se trata de alimentos totalmente inofensivos hasta que pueden ocasionar cáncer. El resultado de todo ello es la confusión del consumidor, que se encuentra perdido entre posturas tan contrariadas.
Lo cierto es que los alimentos enlatados cuentan con ciertas ventajas y desventajas que merece la pena analizar.
¿Son buenas las latas de conserva?
Aquellos que se muestran a favor de la comercialización de estos productos basan su argumento en la seguridad de los envases metálicos. Según Eduardo Mondragón, gerente de la Cámara Nacional de Fabricantes de Envases Metálicos (Canafem), “Las latas son contenedores higiénicos y resistentes que permiten que distintos alimentos y bebidas sean accesibles a todos los lugares del mundo en cualquier época del año”.
Asimismo, algunos expertos aseguran que los alimentos enlatados nos ayudan a asimilar mejor las proteínas, aunque en menor proporción. De igual forma explican que estos alimentos no contienen conservantes dañinos y que no pierden su frescura durante el proceso. Además, su sabor permanece intacto y conservan su valor nutricional.
¿Alimentos enlatados perjudiciales?
En el lado contrario encontramos varios argumentos que pueden hacer que nos replanteemos reducir o eliminar este tipo de productos de nuestra dieta. Uno de ellos se centra en las sustancias tóxicas que incluyen las latas, como la resina epóxica o el formaldehído. Por otro lado, las latas de atún poseen mercurio, altamente dañino para nuestro organismo. Todo ello sin olvidar la presencia de Clostridiumbotulinum, una bacteria que se reproduce en los alimentos que no tienen oxígeno y que segrega toxinas botulínicas. Las mismas pueden llegar a producir parálisis respiratoria y muscular y bloquear el sistema nervioso.
[izquierda]Hay estudios que afirman la presencia de sustancias tóxicas en los alimentos enlatados como la resina epóxica o el formaldehído.[/izquierda]
Por otro lado, estos productos suelen poseer un alto contenido en sodio, ya que en muchos casos se usa la sal como conservante, lo que favorece la aparición de hipertensión. Al mismo tiempo, suelen sufrir pérdidas de magnesio, potasio, calcio y otras vitaminas durante el proceso. Además, su concentración en ácidos grasos es mayor que en los alimentos frescos, por lo que aumenta su densidad calórica. También hay que tener en cuenta las grasas extra que suelen añadirse a estos productos.
Respecto a todo esto, cabe destacar el estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard en 2011 sobre el consumo de alimentos enlatados. Durante cinco días seguidos, una serie de voluntarios comieron sopa enlatada, los cuales aumentaron en un más de 1.000% la concentración de bisfenol A (BPA) en la orina. Más tarde, consumieron el mismo plato pero cocinado de forma natural durante otros cinco días, dando como resultado la ausencia total de esta sustancia.
Estos datos cobran mayor sentido si tenemos en cuenta que el bisfenol A es una sustancia utilizada en la fabricación de latas de alimentos y bebidas, asociada la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares. De hecho, en Canadá está declarada como sustancia tóxica y prohibida en la fabricación de biberones.
Como podemos ver, existe una amplia variedad de opiniones y teorías acerca de la calidad de los alimentos enlatados. De cualquier forma, se recomienda consumirlos con moderación, posicionando siempre a los alimentos frescos como la base de nuestra dieta.
¿Qué os parece a vosotros esta información sobre los alimentos enlatados?, ¿los soléis incluir en vuestra dieta diaria?