Aunque tiene sobre todo un uso alimenticio para conseguir que los alimentos sean más picantes, la capsaicina también se usa como medicamento para tratar determinadas enfermedades y dolencias. Su uso farmacéutico elimina o reduce el dolor provocado por ciertas patologías, debido a que previene la acumulación de la sustancia P de las terminaciones nerviosas sensoriales locales. Se sabe que esta sustancia participa en el proceso de transmisión del dolor y de la inflamación.
La capsaicina tiene, por tanto, un efecto antiinflamatorio, permitiendo disminuir la cantidad de la sustancia P después de varias aplicaciones por vía tópica. El resultado es que como medicamento es de gran ayuda a la hora de aliviar el dolor. La aplicación reiterada provoca el agotamiento de la sustancia P de la neurona, lo que se traduce en una pérdida prolongada de sensibilidad frente a la quemazón y el dolor.
Numerosos estudios han demostrado la efectividad de la capsaicina como potente analgésico para tratar el dolor de enfermedades como la artritis, psoriasis, la enfermedad intestinal inflamatoria o la lumbalgia. También es muy útil a la hora de tratar el dolor y la inflamación provocada por el Síndrome de Tietze. Se tienen evidencias de que también permitiría aliviar algunos tipos de dolores neuropáticos, como la neuropatía diabética, la neuralgia postherpética, la neuralgia del trigémino, el dolor complejo regional, el dolor neuropático asociado al sida o el síndrome doloso postmastectomía.
Otra de las ventajas del tratamiento con capsaicina es que tiene muchos menos efectos secundarios que otros analgésicos como pueden ser los opioides, limitándose a ardores, quemazón u hormigueo en las zonas en las que se aplica. Eso sí, hay que tener cuidado con su aplicación, ya que en grandes cantidades puede llegar a ser muy tóxica, pudiendo llegar a provocar envenenamiento.
Aunque la dosis aplicada de capsaicina puede variar en función de cada paciente y patología, la dosis más habitual en adultos es de administrar la crema 3 o 4 aplicaciones al día, aunque siempre será el médico el que determine la dosis necesaria. Es importante aplicar la crema solo sobre la zona afectada y extenderla mediante un pequeño masaje. Asimismo, es necesario lavarse muy bien las manos después de cada aplicación y evitar el contacto con ojos, mucosas heridas o piel irritada. Tampoco se debe utilizar nunca en zonas extensas del cuerpo ni de forma prolongada.
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