Los lunares son, posiblemente, la formación más común en la piel de todas las personas. En mayor o en menor cantidad todos solemos tener alguno. Todos son diferentes, con diversos tamaños, formas e, incluso, colores. No se tiene una explicación científica de por qué se forman, pero la gran mayoría son inofensivos. Sin embargo, hay que cuidar los lunares y conocerlos bien para poder observar los pequeños cambios que puedan producirse en ellos, ya que pueden ser el indicativo del desarrollo de un melanoma.
Aunque no hay que llegar a la alarma, se deben de tener una serie de cuidados o precauciones. En primer lugar es recomendable que visites al dermatólogo una vez al año para que los revise y no olvidar las medidas básicas de protección: La exposición prolongada al sol no es muy recomendable si se tienen muchos lunares, ya que puede favorecer la creación de melanomas. Utiliza siempre una protección solar adecuada.
En cuanto a la vigilancia de los lunares debes tener en cuenta las siguientes reglas:
Debes tener en cuenta como regla general, que independientemente de donde se sitúen, si permanecen igual durante el paso del tiempo y no sufren cambios de color o de tamaño no debería haber problema.
Y no olvides cuidar los lunares que tengas, protegiéndolos con protector solar, igual que el resto de la piel y tomar el sol con moderación. Además de acudir al dermatólogo ante la menor sospecha.
Te recomendamos