Los bebés necesitan una gran cantidad de cuidados por parte de sus padres y por desgracia estos, no han nacido junto a un libro de instrucciones. Precisamente por este motivo y para ayudarte, vamos a guiarte acerca de cómo poder limpiar la nariz de tu bebé con especial cuidado y seguridad.
Los bebés suelen tener mucha mucosidad y esto no es debido a que se encuentren constantemente resfriados, si no que sus vías respiratorias al estar en desarrollo, se taponan con una mayor facilidad. Si escuchas a tu hijo un ruido extraño a la hora de respirar, ha llegado el momento de la limpieza. Para esta tarea necesitarás suero fisiológico, y una jeringuilla estéril.
Lo primero que debes de hacer es cargar la jeringuilla con el suero. Lo más recomendable es utilizar monodosis de suero para evitar contaminaciones.
Coloca al bebé boca arriba e inclina su cabeza hacia la derecha y hacia la izquierda y vierte el producto en el orificio que quede arriba para evitar que se vaya a los oídos.
Después de esto sienta al bebé o colócale en posición vertical para provocar que los mocos vayan saliendo. Si se los traga no hay problema, ya que los expulsará más adelante.
Por último y si la mucosidad está reseca y ves que no echa nada, puedes volver a echar unas gotas del producto y masajear su pequeña nariz para provocar que estos se desprendan.
Si lo prefieres también puedes cambiar el suero de la jeringuilla por agua marina y también puedes ayudarte de un humidificador para evitar que el ambiente sea excesivamente seco y por lo tanto la tarea sea mucho más accesible. Sin embargo, ten cuidado de no superar el 50% de humedad para evitar que aparezcan hongos en el ambiente.
Te recomendamos