

Aunque el más conocido sea el injerto capilar de cuero cabelludo, también se puede realizar en otras zonas, como las cejas o barba.
¿Cómo se realizan los microinjertos capilares?
El procedimiento empieza por una evaluación del cuero cabelludo del paciente para encontrar la mejor solución en su caso particular. En este primer paso se tendrá en cuenta tanto la zona donante de las unidades foliculares como la zona en la que se realizará el microinjerto, pero se valora igualmente el tipo de cabello del paciente, todo para conseguir los mejores resultados. Posteriormente, se extraen las unidades foliculares de la zona donante y se injertarán en unas pequeñas incisiones, realizadas de forma milimétrica, en la zona receptora. Los injertos se realizan uno a uno para que el resultado final sea perfecto y se mantenga durante toda la vida.
Injerto del cuero cabelludo
Los folículos a utilizar se obtienen de la zona del cuero cabelludo en la que existe cabello, generalmente de la zona posterior o lateral de la cabeza, y se colocarán uno a uno en toda la zona que necesite injerto. Se debe cuidar todo el proceso de forma minuciosa pero el dibujo de la primera línea frontal es de vital importancia para la evolución estética del procedimiento. Lograr que sea lo más natural posible posibilitará la máxima satisfacción al paciente.
Injerto de cejas
En el injerto de cejas, aparte de la necesidad de dibujar previamente las zonas a injertar, es imprescindible seleccionar los folículos pilosos de forma cuidadosa para que sean lo más similares al pelo original de las cejas del paciente.
Injerto de barba
Cuando hablamos de injerto de barba, debemos tener en cuenta las necesidades específicas del paciente. Es necesario evaluar las zonas que necesitan injertos y colocar el folículo más parecido al resto de cabello de la barba en el sentido adecuado, siguiendo el patrón de crecimiento original.
Cuidados en el posoperatorio
Los cuidados a tener en el posoperatorio serán siempre los indicados por los especialistas ya que son los que conocen el caso personal del paciente. Sin embargo, hay algunos consejos muy generales a tener en cuenta. La zona del injerto se debe mantener húmeda y realizar lavados con precaución, utilizando soluciones limpiadoras suaves. En la zona de los injertos se irán formando pequeñas crostas que no se deben eliminar y se caerán solas a partir de la primera semana. De igual modo se debe evitar friccionar la zona o el roce y no exponer la zona operada al sol directo. Así, la utilización de gorras o sombreros está contraindicada y es preferible guardar reposo durante las primeras semanas.