

Se trata básicamente de no comer pan, ni pasta, ni patatas, ni arroces, ni dulces. Nada más, son cinco cosas que debes eliminar de tu dieta. Del resto puedes comer lo que quieras. Es, como decíamos, un hábito, porque si te fijas, salvo que seas un deportista y tu cuerpo precise especialmente de los hidratos de carbono, son cosas que no aportan al organismo elementos esenciales como vitaminas, minerales o proteínas.
Además de eliminar esos cinco tipo de alimentos, obviamente, si tienes más prisa en perder peso, es recomendable que controles un poco las grasas, hervir o pasar por la plancha los alimentos en lugar de freírlos, no tomar bebidas con alcohol, caminar media hora al día o hacer algún tipo de ejercicio extra. La clave, insisto, está en que de todo lo demás puedes comer cuanto te apetezca, no tienes que pasar andar pesando los alimentos ni pasar hambre, lo que te facilitará el régimen para que no comas de repente de manera compulsiva y para que puedas mantenerlo durante mucho tiempo una vez te hayas acostumbrado.