

Las verduras congeladas son buenas para la salud
Los estudios indican que apenas existe diferencia entre las verduras congeladas y las frescas, llegando a superar en ocasiones las primeras a las segundas en aporte a nivel nutritivo, como en el caso del brócoli. Mientras que los guisantes, por ejemplo, es mejor consumirlos frescos. Y es que “los productos destinados a la congelación son seleccionados y procesados en sus mejores condiciones: en su justo momento de recolección, en el que apenas han perdido su valor nutritivo”, según explica la doctora y nutricionista Caridad Gimeno.
[derecha]Las verduras en el proceso de congelación preservan su calidad por completo, alargando con ello su vida y conservando sus propiedades nutritivas.[/derecha]
Durante el proceso de congelación, la verdura se somete a una disminución de temperatura hasta que su principal componente, el agua, se hace sólida. Esto permite preservar su calidad por completo, alargando con ello su vida y conservando sus propiedades nutritivas. Para que esto sea posible, el proceso de las verduras congeladas debe realizarse inmediatamente después de la recolección. Por tanto, aunque lo más recomendable es consumir la verdura fresca, congelada tampoco tiene por qué resultar dañina.
El problema es, según el doctor Ángel Gil, presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición, que "no podemos comparar alimentos moderadamente procesados, aquellos que cumplen el objetivo fundamental de matar los organismos dañinos que pueden causar enfermedades en el hombre, (...) con los productos altamente procesados, aquellos que están hechos con grasas hidrogenadas, margarinas y aceites refinados. En definitiva, alimentos que sufren procesos complejos que incluyen aditivos diversos y cuyo consumo sí que está estrechamente ligado con el cáncer, la obesidad, enfermedades cardiovasculares y la diabetes”.
Por esta razón, a la hora de consumir verduras congeladas debemos leer el etiquetado de los envasados, para asegurarnos de que no han sido sometidas a estos procesos nocivos. Su composición debe parecerse lo máximo posible a las características de un plato casero, evitando las altas cantidades de grasas y azúcares.
Además, para mantener el valor nutricional de las verduras congeladas en óptimo estado, es fundamental guardarlas en la parte más profunda del congelador y no romper jamás la cadena de frío. Nunca hay que congelarlas de nuevo tras un proceso de descongelación. Además, tenemos que respetar la fecha de caducidad y cocinarlas justo después de sacarlas del ordenador.
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¿Y vosotros?, ¿sabíais que había verduras congeladas como el brócoli que preservan su calidad tras someterse a su proceso de enfriamiento?