Cuando el volumen de líquido cefalorraquídeo aumenta dentro de la cabeza y el cerebro, se produce un aumento del tamaño de los ventrículos, este fenómeno se conoce como hidrocefalia, que produce un aumento de presión dentro de la cabeza, con sufrimiento para el cerebro.
Se presenta en 1-3 niños de cada 1000, cuando se produce líquido cefalorraquídeo en exceso, si existe obstrucción en la circulación de éste o cuando no se elimina todo el líquido que se produce. Las causas de la hidrocefalia pueden ser congénitas, como tumores que obstruyen el paso del líquido cefalorraquídeo o secuelas de hemorragia o meningitis.
La hidrocefalia se detecta en niños menores de un año, ya que, la cabeza crece desproporcionadamente. Los niños mayores manifiestan dolor de cabeza, náuseas, vómito, visión doble, decaimiento e incluso, trastornos para caminar. Si se sospecha hidrocefalia, se realizará un TAC y se determinará la causa de la hidrocefalia.
El tratamiento tiene como fin disminuir el volumen del líquido cefalorraquídeo acumulado, que se logra con la colocación de una válvula de derivación de este líquido. La válvula consiste en un sistema de drenaje que lleva el exceso de líquido del cráneo a otros sitios, como son el abdomen y el corazón.
La válvula no se debe de tocar, salvo por indicación médica; no se debe de acostar a los niños sobre ella; hay que vigilar la aparición de rojeces o supuración de la piel, que no quede expuesta a través de heridas y vigilar los síntomas que muestra el niño, para ver que todo se encuentra en orden.
Imagen de: lookfordiagnosis
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