

Este trastorno, puede ser un síntoma de enfermedad. Se han observado casos en donde este hipo persistente se ha producido debido a reflujos gastroesofágicos o esofagitis, enfermedades que ya precisan de cierta atención.
¿Qué podemos hacer para acabar con este hipo persistente?
En primer lugar, acudir al médico. En este caso, no sirven de nada todos aquellos trucos y remedios tradicionales de los que hablábamos al principio ya que tiene que ser un especialista, el que determine el origen de este hipo persistente.
De hecho, una vez que se haya determinado el origen del mismo, el mejo tratamiento que podemos encontrar para este hipo persistente es el de resolver la patología que lo está provocando. Analizar el porque sucede, tratando de identificar si se trata de un problema gastroenterológico, hepático o renal, será clave de cara a resolver este problema.
Hasta que se lleve a cabo el remedio, es posible disfrutar de un tratamiento farmacológico especializado, que consiste en una serie de relajantes musculares o antiespasmódicos que tienen como objetivo minimizar el impacto de este hipo. En algunos casos, se han llegado a resolver los problemas con estos tratamientos pero habitualmente, lo único para lo que sirven es para reducir los síntomas y hacer que el hipo sea mucho más llevadero hasta que finalmente, encontremos la solución definitiva.