Hay dos tipos de terapia reflexológica podal: la tradicional y la holística, esta última es más completa ya que a parte del tratamiento en sí, se hace una lectura de pies. El terapeuta, sólo con observar la piel, su textura, color, manchas o lunares, puede interpretar qué es lo que nos esta afectando a nivel emocional, mental, físico o espiritual. Esta terapia, además de tener como objetivo la cura del problema, trata al paciente como un todo en donde también masajeando de forma especifica en determinada zona puede ayudar a que la persona libere sus miedos o descubra su potencial.
Aunque es una terapia natural también tiene sus contraindicaciones si no te pones en manos de un buen terapeuta. Os recomendamos que sea titulado y que, en lo posible, tengas referencias de su trabajo. Para que te hagas una idea y vayas sobre seguro, cuando el terapeuta es serio te hace una serie de preguntas, a modo de historial, sobre tu salud. A partir de ahí te dirá si puedes o no recibir tratamiento o con qué precauciones.