Licencia atribución CC/Cláudio Franco La gripe es una enfermedad epidémica aguda que puede ir acompañada de fiebre y que se presenta con síntomas de catarro. La gripe viene causada por un virus que se contagia a través de estornudos, con la tos, etc. y una vez contraída no se puede curar mediante medicamentos ya que estos sólo sirven para aliviar sus síntomas. Lo que sí podemos hacer es prevenir y vacunarnos contra la gripe. Una gripe puede durarnos hasta dos semanas, y se caracteriza por un malestar general en todo el cuerpo, dolores musculares, de cabeza, de garganta, tos, escalofríos, y fiebres que pueden alcanzar los 40º. Este malestar puede paliarse con analgésicos y antipiréticos, pero el proceso viral no se puede interrumpir, por lo que se recomienda vacunarse cada año. El virus de la gripe muta con facilidad, por lo que hay que vacunarse de esa cepa del virus en particular, y sólo puede hacerse una vez se ha detectado dicha cepa. La vacuna es voluntaria, y cualquiera puede acudir a la farmacia y solicitar una vacuna, aunque la Seguridad Social garantiza la vacunación para personas que se consideran grupos de riesgo, como algunos enfermos crónicos, las personas mayores, o aquellas que, por su trabajo en lugares públicos, se encuentran especialmente expuestos a contagio. Además del sistema público y las vacunaciones particulares voluntarias, en algunos centros de trabajo pueden dedicar un día a estas vacunaciones ya que una epidemia de gripe en el trabajo puede suponer una pérdida importante para el empresario. Aún así, la vacunación no puede ser obligatoria aunque sí recomendable. La vacuna puede presentar alguna reacción en los días inmediatamente posteriores que, por regla general, no pasa de una leve hinchazón en la zona del pinchazo. Aún así, es mejor eso que padecer una gripe durante diez días. Si al final te contagian, recuerda que sólo puedes descansar, tomar mucho líquido y algunos analgésicos. Y si te dura más de dos semanas, al médico, pues eso tampoco es normal.