

Si nos damos un golpe y se nos rompe un diente no debemos perder lo nervios. Mantener la calma en ese tipo de accidentes es algo muy importante. Si el golpe en la boca es grande y nos mueve los dientes desde la raíz es posible que las encías nos sangren. La sangre es muy escandalosa y siempre hace que perdamos un poco los nervios. Lo mejor es relajarse y actuar cuanto antes. Lo primero es buscar el origen del sangrado. Encontrar dónde está la herida y taponar rápidamente para que pare de sangrar. Lo mejor es usar los dedos para encontrar la herida y taponar con una gasa. Si hay hueco mete la gasa en el hueco y presiona con los dientes. Si el diente se cae de cuajo con raíz incluida es fácil de encontrar pero si se astilla y se parte un trozo corremos el riesgo de perderlo o tragárnoslo. Busca el diente e intenta guardarlo para una posible implantación o reparación. Coloca el diente o el trozo en un vaso con un poco de leche y no le apliques agua ni lo toque mucho. Si se conserva bien es muy probable que se pueda reimplantar. Si el diente se ha astillado o no se ha roto pero se han sufrido lesiones, lo mejor es acudir cuanto antes al dentista. En todos los casos, una rápida actuación puede hacer que el daño sea mínimo. Si no acudes al dentista puede suceder que acabes teniendo una hemorragía u otro problema importante en las encías. Fuente Imagen Stock Xchng