

El tratamiento precoz es fundamental, ya que con un tratamiento adecuado se puede controlar perfectamente y hacer una vida prácticamente normal. Los principales problemas surgen cuando no se conoce la enfermedad, no se está bajo tratamiento psiquiátrico, si no se asume la enfermedad, si no se sigue el tratamiento o se abandona, ya que tiene tiene graves consecuencias para el paciente: laborales, personales y familiares.
Pero, ¿qué es el trastorno bipolar? Se trata de un trastorno del estado de ánimo en el cual las personas afectadas alternan entre períodos de un estado de ánimo muy bueno o irritable y depresión. Estas fluctuaciones en el estado de ánimo son diferentes a los que experimentan la mayoría de personas, ya que pueden ser más marcadas y rápidas que en el mayoría de personas. Estas "subidas" y "bajadas" se les llama fases de manía y de depresión.
En la mayoría de personas con esta enfermedad, no hay una causa definitiva que estos episodios maníacos o depresivos, aunque sí que hay algunos factores que pueden provocar un episodio maníaco, como puede ser cambios importantes en la vida de la persona, ciertos medicamentos antidepresivos o esteroides, el consumo de drogas psicoactivas o el insomnio.


La fase de manía puede durar desde unos pocos días hasta meses y conlleva un elevado número de síntomas:
- Facilidad para distraerse
- Duerme poco
- Le cuesta controlar el temperamento
- Poca capacidad de discernimiento
- Falta de control y comportamientos insensatos:
- Comer, beber o consumir drogas en exceso
- Promiscuidad
- Gastar de manera exagerada
- Estado de ánimo muy alto. Euforia
- Hiperactividad
- Aumento de la energía
- Pensamientos apresurados
- Hablar mucho
- Autoestima muy elevada
- Agitado
- Irritado
- Querer hacer todo uno mismo
Hay que tener en cuenta que todos estos síntomas son típicos del trastorno bipolar I. En las personas que presentan el trastorno bipolar II, los síntomas se presentan con una menor intensidad.


Por su parte, la fase depresiva se caracteriza por los siguientes síntomas:
- Tristeza y un constante estado de ánimo bajo
- Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones
- Fatiga y desgana
- Sentimiento de desesperanza, culpa y minusvalía
- Problemas de alimentación: pérdida del apetito y de peso o consumo exagerado con el consiguiente aumento de peso
- Se pierde la autoestima
- Ya no le interesan las actividades que siempre le han gustado
- Se repiten en su mente pensamientos de muerte y suicidio
- Dificultades de sueño: se duerme mucho o, por el contrario, cuesta mucho conciliar el sueño.
- Se abandona la vida social, alejándose de amigos y familia.
- La persona con trastorno bipolar tiende a aislarse del resto.