Cómo tratar la intolerancia al ejercicio
2 febrero 2013 | Por gema
La intolerancia al ejercicio es un síntoma común entre las personas que sufren de enfermedades del corazón, enfermedad mitocondrial o trastornos metabólicos. En tales casos, la conversión normal de los alimentos o el oxígeno en energía se interrumpe, dejando al paciente sin un suministro adecuado.
Los grados de intolerancia al ejercicio pueden variar: pueden mostrarse después de los esfuerzos más leves o requerir un esfuerzo más sostenido para ser reconocido, y puede afectar a la víctima durante o después del ejercicio, como fatiga, calambres musculares, depresión, ritmo cardíaco insuficiente, cambios en la presión arterial y cianosis. Si los trastornos tiroideos son la causa de la fatiga extrema después del ejercicio, los médicos suelen recetar medicamentos para regular la glándula tiroides y pueden recomendar una dieta especial para las personas con fatiga extrema causada por desórdenes musculares metabólicos. Además, en algunos casos, los médicos pueden recetar antidepresivos o multivitaminas, para tratar la fatiga causada o agravada por la depresión o la mala nutrición. Beba agua o una bebida deportiva durante y después del ejercicio, puede prevenir la fatiga causada por la deshidratación. Durante los meses más cálidos del año, ten en cuenta de realizar el ejercicio en un área con aire acondicionado o en las horas tempranas de la mañana cuando está más fresco afuera. Para aumentar la resistencia, poco a poco incrementar la duración y la frecuencia de las sesiones de entrenamiento según lo recomendado por un médico, y considerar el realizar ejercicio ligero como caminar, en vez de comenzar una rutina vigorosa, que puede amplificar la fatiga. La fatiga durante y después de correr puede indicar una deficiencia en calorías o en ciertas vitaminas o minerales. Como corredor, su dieta debe consistir de 50 a 70 % de carbohidratos, 20 a 30 % de grasas y 10 a 20 % de proteína. Se debe de comer una variedad de alimentos, que puedan ayudarte a ingerir cantidades adecuadas de vitaminas y minerales importantes, como B12, B6 y hierro. Las vitaminas B son necesarias para el metabolismo de la energía, las células rojas de la sangre y la salud nerviosa, mientras que el hierro se utiliza para transportar oxígeno a los tejidos musculares. Fuente Imagen thinkstock.