Además de los gastos que originan a los viajeros, estos problemas de salud nos obligan a tener en cuenta una serie de consideraciones en función del país en el que nos encontremos. Así, si el problema tiene lugar en la Unión Europea, la tarjeta sanitaria europea nos la cubre. Eso sí, quedan exentos los gastos de centros privados, ambulancias, traslados, hospitalización y repatriación, que además en su gran mayoría tienen un coste bastante elevado. Asimismo, hay que tener en cuenta que en algunos países europeos, la atención sanitaria no es gratuita. Si viajamos a los Estados Unidos, debemos tener en cuenta que los servicios médicos correrán de nuestra cuenta en su totalidad. De ahí que sea importante viajar protegidos por un seguro médico que nos de una gran cobertura en este país. Por hacernos una idea, una consulta de urgencias tiene un coste de 120 euros, cifra que será mucho mayor en caso de tener que realizar alguna prueba complementaria o se requiera de internamiento hospitalario. Por su parte, en los países tropicales hay un riesgo mucho mayor de contraer infecciones, por lo que se suelen multiplicar por dos el número de viajeros que requieren de atención médica. Si optamos por un viaje de aventura, debemos tener presente que son los que más riesgos conllevan, sobre todo por caídas, lesiones o accidentes. En este caso, los gastos son muy altos porque suelen requerir de traslado del accidentado, el pago de pruebas exploratorias. Además, en algunas actividades como el submarinismo se exige contar con un seguro especial que cubra posibles accidentes de descompresión, que requieren para su tratamiento una cámara hiperbárica. En los cruceros, no existe atención médica gratuita, de ahí que debamos tener contratado previamente un seguro que nos cubra en caso de caídas, quemaduras, mareos o problemas digestivos. En caso de que se necesite repatriación -algo que sucede en un 5% de los viajeros que tienen algún tipo de percance en el extranjero, es importante contar con un seguro que nos libre de los elevados costes de trasladarnos a nuestro país de origen. El coste de una repatriación puede variar entre los 3.000 y los 50.000 euros, ya que suele implicar ambulancias, aviones, helicópteros y personal médico.Contenidos relacionados
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