
A pesar de los innumerables beneficios que aporta la dieta mediterránea, cada vez menos españoles siguen la Dieta Mediterránea, por lo que no se benefician de todas sus propiedades saludables, según el estudio "Seguimiento de la Dieta Mediterránea y su Relación con el Riesgo Cardiovascular en España". La principal conclusión que se extrae de este informe es que cada vez comemos peor, sustituyendo alimentos sanos como el aceite de oliva, las verduras, las legumbres los frutos secos y el pescado por otros muchos menos recomendables, que tienen altos contenidos en azúcares refinados y grasas saturadas.
El estudio, realizado sobre una muestra de 1.770 personas, permite conocer más información sobre los hábitos alimentarios de los españoles adultos. Se da la curiosidad de que donde más y mejor se sigue la dieta mediterránea es la zona norte (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco), mientras que la zona del Mediterráneo es donde más se está abandonando esta dieta. Resulta también bastante contradictorio que en otros países del norte de Europa cada vez se siga más la dieta mediterránea por su gran valor nutricional, mientras en España la estemos abandonando en los últimos años.

En los últimos años se ha comprobado que ha empeorado de forma considerable la calidad de la alimentación de los españoles, lo que ha provocado también un aumento de las personas que sufren de obesidad, tanto adultos como, lo que es más preocupante, niños y adolescentes. En España hay más de dos millones de personas con problemas de obesidad importantes, con todos los riesgos para la salud que ello conlleva.
El estilo de vida actual provoca que cada vez más personas descuiden un aspecto tan importante para la salud como es la alimentación, recurriendo en muchos casos a la comida rápida y precocinada, aumentando también el consumo de alimentos ricos en grasas y azúcares. De ahí la necesidad de volver a concienciar sobre la importancia de llevar una vida sana, y para ello, la alimentación juega un papel fundamental. Instituciones y organismos públicos, además del personal sanitario, deben informar a los ciudadanos de lo beneficiosa que resulta la dieta mediterránea para la salud, así como motivar a los niños para tener buenos hábitos alimenticios desde pequeños.
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