

- La atracción sexual que sentimos habitualmente cuando conocemos a una nueva persona. En esa situación, el deseo sexual es muy alto y está guiado por hormonas y neurotransmisores con una finalidad reproductiva. Algunos estudios han cifrado en dos años el tiempo que dura ese tipo de deseo sexual más intenso.
- A medida que entablamos una relación de confianza y amistad con nuestra pareja, es común que ese deseo más "primario" deje paso a un tipo de deseo sexual más sosegado y menos intenso. Este segundo tipo de libido no funciona "en piloto automático" y no es tan intenso como el primero. Por ello, el deseo sexual que nace de la complicidad y la confianza no surge de manera tan espontánea, sino que tiene que trabajarse y facilitarse.
Muchos hombres expresan disminución del deseo sexual en determinado punto de su vida o con su pareja. En la mayoría de ocasiones, ni él ni su pareja están trabajando este segundo tipo de deseo, lo que les lleva a separase -sexualmente hablando- paulatinamente. ¿Qué se puede hacer para mejorar esta situación? El primer paso es tener una conversación honesta y abierta con la pareja, explicando lo que sentimos y lo que queremos. En esta conversación deben fijarse objetivos -lo que quiere cada uno- y plantear una serie de momentos de intimidad. Este método se conoce como cápsulas de tiempo, y se basa en agendar una serie de momentos de intimidad en los que no es obligatorio mantener relaciones, pero sí lo es disfrutar de la compañía de nuestra pareja (bailar, beber una copa de vino, hablar delante del fuego). Por otro lado, es importante evitar hábitos que hagan mermar el deseo sexual con nuestra pareja como es el consumo de pornografía. Es muy común que cuando el deseo sea apaga, especialmente en el caso de los hombres, intentemos paliar esa falta recurriendo al consumo de porno. Este hábito conlleva en muchas ocasiones que nos alejemos cada vez más del sexo con nuestra pareja y los sustituyamos por pornografía. Otra variable que afecta en el apetito sexual es el nivel de hormonas sexuales, sobre todo, a partir de los 50 años. Los niveles de andrógenos, especialmente la falta de testosterona, están relacionados con la disminución del deseo sexual. Por otro lado, la testosterona disminuye con la edad -más común si existen enfermedades crónicas- y por tanto eso puede producir que tengamos menos deseo a medida que envejecemos. Las mejores clínicas de Urología de España cuentan con andrólogos superespecializados que sepan controlar la suplementación con las dosis adecuadas de testosterona para evitar efectos secundarios no deseados. Al principio del tratamiento, la formulación puede realizarse por vía percutánea y, pasado un cierto tiempo, puede administrarse suplementación inyectable cada 14 semanas. Según indica el Dr. Eduardo García Cruz, experto en déficit de testosterona, “el tratamiento consigue aumentar el deseo sexual peros también otros síntomas asociados al déficit de testosterona, observándose un aumento de energía, mejor concentración, aumento de fuerza, aumento de masa muscular y mejor calidad del sueño” En resumen, las tres cosas que tenemos que hacer si tenemos menos deseo sexual son: analizar la relación de pareja y el tiempo de calidad/intimidad que pasamos junto a ella, evaluar el consumo de porno y reducirlo completamente si es posible y monitorizar nuestro nivel de andrógenos para descartar que la disminución del deseo no sea causada por un problema hormonal.