Los principales animales que pueden producirlo, son los animales domésticos, siendo los mayores involucrados, el perro o el gato.

Ciertas proteínas de los animales que se hallan presentes en la caspa de la piel, en la saliva o en la orina de un animal pueden ser alergénicas para el hombre, las cuales se desprenden de la piel del animal o se desecan y pulverizan y son transportadas por el aire en forma de partículas de polvo muy pequeñas, que van contaminando el interior de los hogares y el polvo de dichas casas.
Al ser llevados por el aire, pueden contactar con la superficie de los ojos o las vías respiratorias, causando síntomas alérgicos. La piel también puede reaccionar en forma directa con alergia, con la aparición de ronchas y picazón al contacto con estos alérgenos, sobre todo, los que se hallan en la saliva de estos animales.
Lo normal es que los síntomas ocurran a los pocos minutos de entrar en contacto con el alérgeno, pero en algunas ocasiones, los síntomas pueden ser tardíos y más graves, apareciendo, doce horas después de estar en contacto con el alérgeno.
Los síntomas más frecuentes son rinitis, con estornudos, bloqueo nasal, moco líquido y comezón nasal, conjuntivitis, con enrojecimiento, ojos llorosos y picor de ojos, pero pueden aparecer otra reacciones más severas, como el asma, con la dificultad para respirar, tos y flemas, así como urticaria, hinchazón de diversas partes del cuerpo, prurito generalizado o dermatitis por contacto.
Fuente Imagen: El coleccionista de instantes/flickr
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