El glaucoma ocular se asocia con un aumento de la presión intraocular, que causa daño al nervio óptico del ojo y empeora con el tiempo. Los síntomas del glaucoma tienden a ser hereditarios y suele aparecer en una época tardía de la vida.
La mayoría de la gente tiene pocos o ninguno de sus síntomas de glaucoma. El primer signo suele ser la pérdida de la visión periférica o lateral, que puede pasar inadvertido hasta una época tardía de la enfermedad.
Ocasionalmente, la presión intraocular puede elevarse a niveles graves, y en estos casos suelen darse otros síntomas como dolor ocular repentino, dolor de cabeza, visión borrosa, o aparición de halos alrededor de las luces
Si tienes alguno de estos síntomas , especialmente en el caso de los niños, así como náuseas o vómitos, y estrechamiento de la visión -visión de túnel-, es necesario buscar atención médica inmediata.
En lo referente a los tratamientos para el glaucoma, podemos destacar:
Gotas oculares
Sirven para reducir la formación de líquido en la parte frontal del ojo o aumentar su flujo de salida, pero pueden tener efectos secundarios, como alergias, ojos irritados, picazón breve y visión borrosa.
Cirugía con láser
Esta cirugía aumenta ligeramente el flujo de salida del líquido del ojo en el glaucoma de ángulo abierto o elimina la obstrucción de líquido en el glaucoma de ángulo cerrado, y utiliza:
– Trabeculoplastia, se emplea un láser para abrir el área de drenaje de la malla trabecular.
– Iridotomía, se hace un pequeño orificio en el iris, lo que permite que el líquido fluya libremente.
– Ciclofotocoagulación, en el que el láser trata áreas de la capa media del ojo, y reducción de la producción de líquido.
Microcirugía
Mediante la trabeculectomía, se crea un nuevo canal para drenar el líquido, lo que reduce la presión intraocular que causa el glaucoma. Las complicaciones que se pueden presentar pueden ser pérdida temporal o permanente de la visión, infección o hemorragia.
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