Quiropraxia, terapia contra los desajustes vertebrales

10 noviembre 2011 | Por gema

La Quiropraxia nació en el siglo XIX en EE.UU,  cuando el doctor David Palmer la descubrió de casualidad, mientras trataba a un paciente con problemas de audición, ya que pensaba que un nervio del oído se hallaba comprimido por el desplazamiento de una vértebra.

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Quiropraxia, terapia contra los desajustes vertebrales

La terapia quiropráctica es un tratamiento manual,  que busca restablecer la salud manipulando órganos como la columna vertebral y se basa en la teoría de que las enfermedades aparecen como consecuencia de la acción que ejerce el sistema nervioso sobre los tejidos, y que se recupera a través de la manipulación de estructuras como la columna. Se trata de una técnica no dolorosa y relajante, mediante la cual se trata de corregir los desajustes vertebrales, devolviéndole el movimiento a las articulaciones y relajando los músculos y tendones que se encuentran afectados. Si   las vértebras no están adecuadamente alineadas y en su sitio,  el sistema nervioso no trabajará correctamente, paralizará el flujo de energía nerviosa y producirá graves problemas, como dolores de cabeza, trastornos respiratorios o dolores musculares,  entre otros. Generalmente las  alteraciones vertebrales tienen su origen en una contusión de tipo físico que afecta,  en primer lugar, al esqueleto y,  después,  al estado general de la salud. Es recomendable complementar los tratamientos quiroprácticos con pautas alimentarias adecuadas, remedios homeopáticos y vitaminas . Será necesario manipular sólamente las articulaciones afectadas, ayudándose de técnicas como masaje, aplicación de calor, para que el procedimiento resulte más positivo. La quiropraxia se usa principalmente para tratar dolores lumbares, dolores cervicales y dolores de cabeza y es una técnica totalmente segura, siempre y cuando el profesional tenga una formación adecuada y ofrezca un diagnóstico correcto, y está contraindicada en  casos, como son las alteraciones de la estructura ósea, espondiloartritis anquilosante, infecciones, fracturas recientes, trombosis, osteoporosis o tumores,  por citar algunas de las más importantes. Imagen de RATA FERNÁNDEZ/flickr.

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